El invierno, a diferencia del otoño, se está dejando notar y las temperaturas han caído considerablemente en estas últimas semanas. Por fortuna las precipitaciones también han sido notorias y nuestros campos comienzan a presentar una importante mejoría. Es por ello que ha llegado el momento de echar mano de un producto andaluz para hacer más llevadero este temporal: el Brandy de Jerez. Un producto que, consumido con moderación, ha sido utilizado con fines preventivos o curativos de prácticamente cualquier mal durante miles de años. Hoy continúa siendo la principal bebida espirituosa elaborada de nuestro y el motor económico de una denominación de origen que cuenta con presencia en más de 70 países en los cinco continentes.
Recordemos que ya los musulmanes que vivieron en estas latitudes, sobre el año 900, lo producían y que la Alquitara y el Alambique son ingenios que tenían como finalidad obtener un aguardiente poderoso para utilizar en friegas y mejorar enfermedades vinculadas con los huesos además de para la elaboración de productos cosméticos y perfumería… aunque me imagino que en algún momento un valiente también lo bebería hidratándolo con agua para reducir su alto porcentaje de alcohol (en torno al 65% de su volumen). Por suerte para los aficionados, estos conocimientos y técnicas se quedaron para siempre en nuestra región. Mucho más tarde, la Compañía de las Indias Holandesas se convirtió en el principal cliente y renombró este destilado vínico de calidad como “brandewjin” (que significa vino quemado) distribuyéndolo por todo el mundo desde el siglo XVIII.
No fue hasta principios del siglo XIX cuando, fruto de un accidente en el envío de una partida de aguardiente desde una bodega, comienza a envejecerse en botas previamente envinadas. Podríamos entender este momento como el inicio del negocio del brandy, aunque por aquel entonces se le denominara popularmente ‘coñac’. La filoxera había arrasado los viñedos franceses y en ocasiones los destilados jerezanos fueron erróneamente denominados coñac en algunos mercados, pero no en todos, ya que también era reconocido como Spanish Brandy. Hoy en día este delicado y rico destilado noble es muy valorado en muchos mercados y son muchas las culturas que lo utilizan de forma frecuente, tanto para combatir el frío como para animar el espíritu, así que no lo piensen más y disfruten de una buena copa de Brandy de Jerez o de un “carajillo” para entrar en calor.
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