Y seguiremos, como siempre, al pie del cañón, por muchas trabas que nos pongan en el camino o por muchas situaciones y hechos incontrolables que ocurran. Es lo que nos gusta y lo seguiremos haciendo, igual que siempre o adaptando nuestra “religión” a nuevas circunstancias.
Somos amantes de la Gastronomía, de la de siempre, de la nueva y de la que está por venir. Amantes de la buena mesa, del buen comer, de una buena sobremesa y una buena conversación al candor de una buena copa de algún espirituoso, un buen café y un glorioso habano.
Porque la Gastronomía es un arte, un disfrute onírico, hasta una necesidad fisiológica y social, y conjuntamente a todo lo anterior, un espacio de encuentro y convivencia entre conocidos y desconocidos donde la mesa y los platos se hacen protagonistas de charlas y debates únicos, de negociaciones que no podrían concretarse de otra forma, de amores y reencuentros soñados, de reconciliaciones imposibles, en definitiva, de momentos irrepetibles e inolvidables.
Aquí seguimos, esperando poder disfrutar sin contar comensales y sin mirar relojes que marquen los tiempos de un disfrute que nunca se midió con agujas de reloj. Tratando de disfrutar del buen hacer de nuestros hosteleros incluso con el abrigo puesto, arrimados a las estufas de exterior, que de pronto se han vuelto nuestro más fiel o anhelado contertulio, o con una manta haciendo las veces de falda de camilla con tal de no dejar de practicar uno de los deportes favoritos de nuestra cultura, salir a comer!
Seguiremos esperando ese rato de charla con el camarero o con el cocinero, ese petit four eterno que en múltiples ocasiones enlaza con la cena, aunque ahora nos obliguen a hacer paréntesis horribles o a tener que terminar apresuradamente una comida que debería ser interminable. Aquí estamos esperando, aunque nunca lo hemos dejado, a seguir siendo plenamente felices con lo que más nos gusta. Feliz año nuevo con el mayor deseo de que, de verdad, sea un nuevo año!
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