Cuando llega la primavera una de las cosas más típicas de Jaén es salir a tomarse unos caracoles. Caracoles pequeños con caldo especiado y ligeramente picante (en algunos demasiado ligero). Se sirven en vaso, calientes, con una cucharilla y palillos, aunque a veces si están bien hechos el palillo ni hace falta ya que están todos fuera.
Comérselos es todo un ritual, hay quien primero disfruta el caldo, y quien lo deja para después, ir cogiendo los caracoles y «chuparlos», absorverlos…y dejar la concha en el plato.
Acompañados de una cerveza o un tinto con blanca (en mi caso) son un verdadero manjar que aprendemos a disfrutar desde chicos.
En la imágenes podéis ver los caracoles de
Los Ángeles, Bar París, La Camacha, Hawai, Yukatán, Sancho…
Además en algunos sitios te los puedes llevar a casa.
En este carrusel de fotos se han colado los Caracoles con salsa del Yukatán, ricos, ricos…
Agradecer a mi amiga Lola, «sufridora» de esta ruta de caracoles, hemos probado alguno más de los que aparecen, os pongo los que más nos han gustado.
Contadme, sois de los que ama los caracoles o de los que los detesta.
Y si tenéis algún sitio que recomendarme, decidme que me voy a probarlos.
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