Cuántas y cuántas veces he tenido que explicar, a los amigos que me lo preguntaban, que mi pertenencia a la Academia no me garantiza una comilona en los mejores restaurantes de esta tierra andaluza, ni que ello signifique que nos juntemos un puñado de bonvivants para darnos un homenaje de tomo y lomo, sobre todo de lo segundo, de vez en cuando.

También hay a quien he tenido que convencer de que no se trata de una reunión en la que cada uno de nosotros hace gala de sus artes en la cocina, al estilo vasco. Esos mismos, y otros también, se asombran con mi confesión de que soy una nulidad ante los fogones, acaso porque con quien convivo y comparto alimentos es una auténtica maestra, que me ha enseñado a valorar lo tradicional, a descubrir innovadores sabores o sencillamente a disfrutar día a día ante la mesa de lo cotidiano.

¡Que no somos una peña, ni una sociedad gastronómica, ni nada que se le parezca!

Y la pregunta que viene a continuación es inevitable. Entonces… ¿para qué servís?

Creo que en alguna ocasión, utilizando esta misma tribuna, algún colega Académico ha contado el por qué y el cómo de nuestra Corporación, pero no está mal recordarlo de vez en cuando y evitar esos equívocos.

Nuestra joven Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo nace por el impulso de un grupo de personas convencidas de que en esta región tenemos una producción agroalimentaria, tanto en la tierra como en el mar, que además de ser variopinta, tiene una calidad extraordinaria. Con esa producción y desde remotos tiempos se fueron fraguando recetas que han llegado hasta nuestros días, por maestros de la cocina que hoy saben estar entre los más destacados del país. Y porque ésta es la sede originaria de esa peculiar manera de comer y socializar: la tapa, que debemos reclamar como nuestra, ahora que todos pretender ponerla en valor, desde diferentes maneras y presentaciones.

Pero además, la gastronomía se ha convertido en una de las principales herramientas de promoción del turismo y Andalucía, líder en la atracción de visitantes nacionales y extranjeros, debe saber manejar ese recurso como complemento a nuestra oferta histórica, cultural, patrimonial y de ocio.

Por eso, hemos convenido la colaboración con las Consejerías de Agricultura y Turismo; por eso, tenemos vías de cooperación con entidades privadas como Landaluz o la Caja Rural del Sur; por eso otorgamos anualmente los Premios Andalucía de Gastronomía; por eso apoyamos permanentemente a nuestros cocineros y a nuestros restaurantes; por eso la Real Academia Española de Gastronomía nos tiene como su avanzadilla en este territorio…

Ahora ha de entenderse mejor que el lema que preside nuestro trabajo sea Dar razón, criterio y esplendor a la Gastronomía Andaluza.

 

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