Se dice que a los académicos les gusta la innovación culinaria, pero ello no quita que queramos seguir disfrutando de ciertos alimentos, algunos caídos en desuso, muy tradicionales y normalmente muy localizados. Me refiero en concreto a un crustáceo poco valorado pero con cierta presencia en nuestros recetarios antiguos, la “squilla mantis”, comúnmente conocida como galera. No es muy demandada por tener normalmente poca carne, es molesta de pelar, se deshace fácilmente al cocerla y ofrece poco juego a la plancha o en sartén. Sin embargo es de gusto fino y tiene una época del año en que se hace francamente apetitosa. Ese momento, desde mediados de enero a finales de febrero, es cuando están aovadas con su característico cordón naranja a lo largo del lomo, el coral con los huevos de la siguiente generación. Es carnívora y de aspecto poco amigable, contando con un par de patas como las mantis que les sirve para cazar a los pequeños peces y crustáceos con los que se alimenta.
Se extiende por el mediterráneo y atlántico y busca tanto zonas fangosas como pedregosas. La tenemos muy asociada a las desembocaduras del Guadalquivir y Guadalete, por lo que son los sanluqueños y los portuenses los que mejor la trata.
La famosa sopa de galera, sopa de origen humilde sin duda, pero de sabor exquisito, tiene su momento cumbre en estos días y podremos encontrar numerosas recetas en multitud de fuentes reconocidas. Muy recomendable para todos aquellos que gusten de un sabor marino, intenso y sin artificios, se elabora con cebolla, ajo, pan, sal, aceite y galeras en las proporciones adecuadas y con el añadido del agua. Esto conformará una sopa que sencillamente quitará el sentido. Un poquito de hierbabuena, a mi entender, la redondea. Añadirle más cosas, pasa como con el gazpacho, que estará bueno sin duda, pero nos alejamos del origen y no renunciemos al origen que es donde está lo natural en la mayor parte de los casos.
Otras aplicaciones culinarias las encontraremos apañadas con arroz y alcachofas, amén de cocidas o a la plancha o con pasta. La imaginación al poder. Su precio normalmente alrededor de los 9€ frescas. Con 1 kilo de galera y los ingredientes reseñados arriba podremos hacer una sopa (crema) para 12, número redondo para disfrutar con ellas.

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